viernes, 17 de junio de 2022

"He turned around and he slowly walked away"

Ya habrá tiempo de comentar todo lo sucedido entre la última entrada y esta. Pero no quería dejar pasar más tiempo sin anotar rápidamente lo que recuerdo del sueño que tuve anoche, porque ya se sabe lo frágil que es la memoria de esas imágenes que, en el momento, parecen detener el tiempo pero que, al final, como todas, se debilita hasta desaparecer completamente. Quiero decir que ya van varias situaciones muy particulares que me toca vivir en los sueños y que creo inolvidables y que, antes de la primera taza de café, se esfuman para siempre. (Me consuela, en esos casos, la seguridad de que otras imágenes vendrán a reemplazar a aquellas, tan imprevistas como las que, con igual imprevisión, desaparecieron).

En este caso, estaba con varios amigos trabajando en la redacción de una revista que, por alguna razón, estaba ubicada en el Dakota Building. John Lennon estaba con nosotros, rasgando algunos acordes en la guitarra, tarareando melodías desconocidas (o al menos irreconocibles para mí) y actuando un poco como pelmazo, criticando casi todo lo que hacíamos. Pero era Lennon y le perdonábamos cualquier cosa. Cada tanto, deteníamos lo que estábamos haciendo para mirarlo y escucharlo con absoluta devoción. Él parecía enfrascado en sus cosas y no se interesaba demasiado por nuestra revista.

De pronto, mientras revisaba unas pruebas de imprenta de nuestro próximo número, caía en la cuenta de que era 7 de diciembre. Apartaba a algunos de mis amigos y, en voz muy baja, les comentaba: "¡Hoy es 7 de diciembre! ¿Se dan cuenta? ¡Mañana lo van a matar!" Como se saben estas cosas en los sueños, yo sabía no sólo que al día siguiente Mark Chapman iba a matar a Lennon, sino que también sabía que no había absolutamente nada que pudiéramos hacer para evitarlo. Así eran las cosas.

"¿Qué hacemos?" preguntaban mis amigos y me miraban como si yo pudiera dar alguna respuesta (supongo que, tratándose de mi sueño, no les faltaba razón). El tiempo se detuvo aún un poco más; yo miré a Lennon, que tocaba su guitarra vestido de blanco. Muy emocionado, les dije a mis amigos: "Disfrutemos que podemos pasar todo el día de hoy con él. Cantemos con él, escuchemos todo lo que nos diga y llevemos ese recuerdo con nosotros, todo lo que podamos."

Me desperté y me sacudí la fina capa de melancolía que me había dejado el sueño.

Roll on, John.