No se habían apagado aún los ecos del Momento Wallace y recibíamos la noticia de la muerte de Mauricio Kagel. Un compositor único, sin duda, de los más originales de los últimos cincuenta años, sin temor a exagerar. Acá pueden disfrutar de una interpretación de su Juramento de Hipócrates (1984), una de las tantas piezas que reflejan esa capacidad que tenía Kagel de subrayar el componente teatral de toda composición, aún aquellas consideradas más "abstractas", como los cuartetos de cuerdas, conciertos o, en este caso, piezas para piano. "Toda música es dramática" parece decir Kagel, y aquí los sonidos son inseparables de esas imágenes un tanto perturbadoras de dos manos izquierdas sobre un teclado, un puño o unos dedos que se despliegan entre imperceptibles y amenazantes, como pasos de tarántula.
En el programa pasado pudimos escuchar el Tango alemán, otra inclasificable obra de Kagel que les recomiendo de todo corazón, sobre todo porque la única grabación que existe es de una presentación en vivo en la que el propio Kagel asume la voz cantante... o algo por el estilo.
Claro que el programa pasado tuvo también otros puntos altos, además de los anunciados homenajes a Kagel, Rick Wright y David Foster Wallace. Y no es por mandarme la parte, pero, por lo pronto, cumplimos 40 emisiones, y lo celebramos con la presencia de Agustina Crespo, participante en la reciente Academia Internacional de Composición con Nuevas Tecnologías, además de nuestro habitual recreo a cargo del querido Jorge Lützow-Holm, la participación de Mariano Moruja -que promete ser estable- y una muy placentera entrevista con Josefina López French, la Directora del Instituto Vocacional de Arte "Manuel José de Labardén", institución que esta semana festeja sus primeros cincuenta años.
Como adelanto del programa de hoy, vayan sabiendo que inauguramos una serie de presentaciones en vivo en nuestro estudio de noche a cargo de alumnos, profesores y graduados de los Conservatorios de la Ciudad. Mientras, aquí va la
Lista de temas del programa # 4o
The Great Gig in the Sky - Pink Floyd
Final de La consagración de la Primavera (I. Stravinsky) - Columbia Symphony Orchestra; Igor Stravinsky, dirección
El canto de la alondra (Marzo) de Las estaciones (P. I. Tchaikovsky) - Vladimir Ashkenazy, piano
Cuadros (Agustina Crespo) - Ensamble de Música Contemporánea del Conservatorio Superior de Música "Manuel de Falla"
Primavera 0 - Soda Stereo
Tango alemán - Mauricio Kagel
L'automne est là - Manu Chao
viernes, 26 de septiembre de 2008
martes, 16 de septiembre de 2008
Momento Wallace
Eso es lo que pasa con los paréntesis: uno los abre y ya no sabe cuándo podrá cerrarlos. Apenas publiqué la entrada anterior, me enteré de las muertes de Richard Wright y David Foster Wallace. Es muy difícil precisar exactamente en qué medida uno se ve afectado por la muerte de artistas a los que uno aprecia, admira, respeta, o el verbo que cada uno prefiera.
En el caso de DFW, por ejemplo, cuando leí que su esposa lo había encontrado ahorcado al llegar a su casa el viernes, pensé: "¡Hey! ¿Cómo es eso? ¿Wallace estaba casado?" Lo del suicidio, bueno... no puede decirse que haya sido realmente una sorpresa. Pero, ¿casado? Eso no me lo esperaba... Es como si uno no pudiera imaginar al tipo que escribió Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer con una plácida vida familiar en el valle de California. O sí, ¿por qué no? En cualquier caso, el título de ese libro de ensayos extraordinarios podría ser el encabezado de su necrológica, o el acápite irónico de su nota suicida. Y, evidentemente, DFW no era un fan de Lost, como queda demostrado por el hecho de haber decidido acabar con su vida antes de saber cómo termina el asunto de la isla y todo eso. A menos que alguien le haya adelantado el final de la serie. Malas noticias, en ese caso...
Lo primero que leí de Wallace, después de haber registrado los elogios de Rodrigo Fresán y otras voces autorizadas, fue este artículo sobre Roger Federer que escribió para el New York Times. Lo que entonces capturó mi atención fue la capacidad de observación de su autor, la manera de convertir la minuciosidad y el rigor casi entomológico de la descripción de un saque en una poderosa obra de arte. Esto suena casi a lugar común, pero no es tan común que el virtuosismo en el manejo del lenguaje trascienda sus propios límites y desborde y salpique a todas esas personas que se habían acercado a la piscina para disfrutar de un día tranquilo y de pronto sienten cómo unos tentáculos los arrastran hacia el fondo. Pensar en DFW como la lente de aumento de esos microscopios electrónicos que les sacan fotografías exhuberantes y coloridas y de un erotismo invertebrado a los insectos que se esconden en los pliegues de las sábanas de una cama que de pronto resulta no estar tan vacía como creíamos. O sea: leyendo la prosa extraordinaria de DFW al hablar de Roger Federer uno admira la genialidad de Roger Federer. Y en eso reside la genialidad de David Foster Wallace.
En ese artículo, DFW alude a los que él llama "momentos Federer", esos instantes en los que, "al ver jugar al suizo, la mandíbula cae y los ojos se salen de sus órbitas (...) al comprender la imposibilidad de lo que uno acaba de verlo hacer". Así que yo propongo aquí que se hable, también, de "momentos Wallace", momentos en los que uno levanta la vista del papel o de la pantalla y sacude la cabeza en un gesto que puede ser de incredulidad o de asombro o, la mayoría de las veces, las dos cosas al mismo tiempo. Vean, si no, este "momento Wallace", que Rodrigo Fresán rescata en su contratapa de hoy:
Ahí está lo que Wallace escribió sobre los relatos de Kafka en Hablemos de langostas. Los definió como “una especie de puerta” y nos propuso “que nos imaginemos acercándonos y llamando a esa puerta, cada vez más fuerte, llamando y llamando, no sólo deseando que nos dejen entrar sino también necesitándolo; no sabemos qué es pero lo sentimos, esa desesperación por entrar, por llamar y dar porrazos y patadas. Y que por fin esa puerta se abre... y se abre hacia afuera: que durante todo el tiempo ya estábamos dentro de lo que queríamos”.
E inmediatamente después, empiezan a sonar los primeros acordes de los teclados de Richard Wright, que para estas horas ya debe haber organizado The Great Gig in the Sky.
Cierro paréntesis.
En el caso de DFW, por ejemplo, cuando leí que su esposa lo había encontrado ahorcado al llegar a su casa el viernes, pensé: "¡Hey! ¿Cómo es eso? ¿Wallace estaba casado?" Lo del suicidio, bueno... no puede decirse que haya sido realmente una sorpresa. Pero, ¿casado? Eso no me lo esperaba... Es como si uno no pudiera imaginar al tipo que escribió Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer con una plácida vida familiar en el valle de California. O sí, ¿por qué no? En cualquier caso, el título de ese libro de ensayos extraordinarios podría ser el encabezado de su necrológica, o el acápite irónico de su nota suicida. Y, evidentemente, DFW no era un fan de Lost, como queda demostrado por el hecho de haber decidido acabar con su vida antes de saber cómo termina el asunto de la isla y todo eso. A menos que alguien le haya adelantado el final de la serie. Malas noticias, en ese caso...
Lo primero que leí de Wallace, después de haber registrado los elogios de Rodrigo Fresán y otras voces autorizadas, fue este artículo sobre Roger Federer que escribió para el New York Times. Lo que entonces capturó mi atención fue la capacidad de observación de su autor, la manera de convertir la minuciosidad y el rigor casi entomológico de la descripción de un saque en una poderosa obra de arte. Esto suena casi a lugar común, pero no es tan común que el virtuosismo en el manejo del lenguaje trascienda sus propios límites y desborde y salpique a todas esas personas que se habían acercado a la piscina para disfrutar de un día tranquilo y de pronto sienten cómo unos tentáculos los arrastran hacia el fondo. Pensar en DFW como la lente de aumento de esos microscopios electrónicos que les sacan fotografías exhuberantes y coloridas y de un erotismo invertebrado a los insectos que se esconden en los pliegues de las sábanas de una cama que de pronto resulta no estar tan vacía como creíamos. O sea: leyendo la prosa extraordinaria de DFW al hablar de Roger Federer uno admira la genialidad de Roger Federer. Y en eso reside la genialidad de David Foster Wallace.
En ese artículo, DFW alude a los que él llama "momentos Federer", esos instantes en los que, "al ver jugar al suizo, la mandíbula cae y los ojos se salen de sus órbitas (...) al comprender la imposibilidad de lo que uno acaba de verlo hacer". Así que yo propongo aquí que se hable, también, de "momentos Wallace", momentos en los que uno levanta la vista del papel o de la pantalla y sacude la cabeza en un gesto que puede ser de incredulidad o de asombro o, la mayoría de las veces, las dos cosas al mismo tiempo. Vean, si no, este "momento Wallace", que Rodrigo Fresán rescata en su contratapa de hoy:
Ahí está lo que Wallace escribió sobre los relatos de Kafka en Hablemos de langostas. Los definió como “una especie de puerta” y nos propuso “que nos imaginemos acercándonos y llamando a esa puerta, cada vez más fuerte, llamando y llamando, no sólo deseando que nos dejen entrar sino también necesitándolo; no sabemos qué es pero lo sentimos, esa desesperación por entrar, por llamar y dar porrazos y patadas. Y que por fin esa puerta se abre... y se abre hacia afuera: que durante todo el tiempo ya estábamos dentro de lo que queríamos”.
E inmediatamente después, empiezan a sonar los primeros acordes de los teclados de Richard Wright, que para estas horas ya debe haber organizado The Great Gig in the Sky.
Cierro paréntesis.
lunes, 15 de septiembre de 2008
21
Breve paréntesis. The New Yorker acaba de publicar en su edición de septiembre un par de poemas juveniles de Bob Dylan. Acá les dejo una versión en español de uno de ellos, aunque incluso si no leen en inglés les recomendaría detenerse en algunos sonidos maravillosos de la versión original, como ese "hovered over", un verdadero hallazgo: la aliteración da cuenta, de alguna manera, de esa capacidad que tienen los fantasmas de dejar un rastro sutil, como un eco, o como ondas apenas perceptibles sobre la superficie del agua de una piscina vacía. A mí me recordó a Rodrigo Fresán (otro eminente dylanita) y su chica-que-cayó-en-la-piscina-aquella-noche.
la muerte silenció su piscina
el día en que murió
suspendida sobre
sus perritos de juguete
pero no dejó rastros
de sí
en su
funeral
Y a modo de complemento, o de yang para un yin (tonic), vaya este video de Allen Ginsberg interpretando su Father Death Blues, o la canción del cisne de un poeta genial e insoportable. Ginsberg debería ser un personaje de Bolaño, aullando aquello de "he visto a las mejores mentes de mi generación destruídas por la locura, hambrientas histéricas desnudas" justo antes de viajar a Cuba y declararles a todos esos jóvenes barbudos en su español festivo y decadente: "Vengo a chingar al Comandante Guevara". Me lo imagino cantando esta canción sencillísima y perfecta en el DF, ante las grabadoras desvencijadas y ya casi sin baterías de Arturo Belano y Ulises Lima, que detrás de cámara se pasan la botella de mezcal Los Suicidas e intercambian miradas que pueden ser de incredulidad o de devoción o de miedo.
Y como post scriptum, aquí van también unos minutos de Ginsberg y Dylan junto a la tumba de Kerouac, tal como se los ve en el librito de Desire. Allá atrás, si miran bien, se puede ver otra tumba, abandonada.
la muerte silenció su piscina
el día en que murió
suspendida sobre
sus perritos de juguete
pero no dejó rastros
de sí
en su
funeral
Y a modo de complemento, o de yang para un yin (tonic), vaya este video de Allen Ginsberg interpretando su Father Death Blues, o la canción del cisne de un poeta genial e insoportable. Ginsberg debería ser un personaje de Bolaño, aullando aquello de "he visto a las mejores mentes de mi generación destruídas por la locura, hambrientas histéricas desnudas" justo antes de viajar a Cuba y declararles a todos esos jóvenes barbudos en su español festivo y decadente: "Vengo a chingar al Comandante Guevara". Me lo imagino cantando esta canción sencillísima y perfecta en el DF, ante las grabadoras desvencijadas y ya casi sin baterías de Arturo Belano y Ulises Lima, que detrás de cámara se pasan la botella de mezcal Los Suicidas e intercambian miradas que pueden ser de incredulidad o de devoción o de miedo.
Y como post scriptum, aquí van también unos minutos de Ginsberg y Dylan junto a la tumba de Kerouac, tal como se los ve en el librito de Desire. Allá atrás, si miran bien, se puede ver otra tumba, abandonada.
domingo, 14 de septiembre de 2008
Moderato (ma non tanto)
Antes que nada: están todos invitados a las Jornadas Culturales que organiza Nación Apache. La próxima es este miércoles 17 a las 19 horas en la Sala Giribaldi del Centro Cultural de la Cooperación, Av. Corrientes 1543. Allí estarán disertando acerca de cuestiones relativas a la actualidad de las artes nada menos que Federico Monjeau, Silvia Dabul, Pablo Gianera y Luis González Bruno, todos ellos amigos de estudio de noche. Tan amigos, que hasta me pidieron que oficiara de moderador del encuentro. Ahora bien: si lo que buscaban era moderación, no sé si recurrieron a la persona indicada. En cualquier caso, ya confirmé asistencia, así que ahí nos vemos...
Y para que vean que soy una persona de palabra: dije que la invitación anterior iba "antes que nada", así que ahora viene, previsiblemente...
...nada.
Y después, la lista de temas del programa pasado, dedicado a algunos célebres duelos musicales de ayer y de hoy, sobre los que ya abundaremos en futuras entradas.
De nada.
Lista de temas del programa #39:
Tortazos (Maroni / Razzano) - Edmundo Rivero
Simón y Garfunkel - Contrasaxo
Gato fiero - Orquesta Criolla Pura Muña
Pode chorar - Malandragem
Maradona - Andrés Calamaro
Dúo final de La serva padrona (G. B. Pergolesi) - La Petite Bande
Trio y Coro del Acto III de Castor & Pollux, versión 1737 (J. Ph. Rameau) - Les Arts Florissants
Gloria de la Missa Papae Marcelli (G. P. da Palestrina) - Oxford Camerata
Gloria de la Missa Prolationum (J. Ockeghem) - Hilliard Ensemble
Juego de seducción - Soda Stereo
El salmón - Indio Solari
Ave de paso - Roberto "Fats" Fernández
Wouldn't it be nice - The Beach Boys
Y para que vean que soy una persona de palabra: dije que la invitación anterior iba "antes que nada", así que ahora viene, previsiblemente...
...nada.
Y después, la lista de temas del programa pasado, dedicado a algunos célebres duelos musicales de ayer y de hoy, sobre los que ya abundaremos en futuras entradas.
De nada.
Lista de temas del programa #39:
Tortazos (Maroni / Razzano) - Edmundo Rivero
Simón y Garfunkel - Contrasaxo
Gato fiero - Orquesta Criolla Pura Muña
Pode chorar - Malandragem
Maradona - Andrés Calamaro
Dúo final de La serva padrona (G. B. Pergolesi) - La Petite Bande
Trio y Coro del Acto III de Castor & Pollux, versión 1737 (J. Ph. Rameau) - Les Arts Florissants
Gloria de la Missa Papae Marcelli (G. P. da Palestrina) - Oxford Camerata
Gloria de la Missa Prolationum (J. Ockeghem) - Hilliard Ensemble
Juego de seducción - Soda Stereo
El salmón - Indio Solari
Ave de paso - Roberto "Fats" Fernández
Wouldn't it be nice - The Beach Boys
lunes, 8 de septiembre de 2008
Caro nome
Y así fue nomás... tanto que lo habíamos promocionado, finalmente pudimos realizar un programa especial dedicado a los alumnos de la Academia Internacional de Composición con Nuevas Tecnologías, esa que trajo a Martín Matalon, Yan Maresz, Mikhail Malt y Olivier Pasquet a Buenos Aires. Y ahora vamos por más y en cualquier momento anunciamos un programa dedicado a los integrantes del flamante Ensamble de Música Contemporánea del Conservatorio Superior de Música "Manuel de Falla" que dirige Haydée Schvartz y que fue bautizado, no sin polémicas, Tropi.
Es que el tema de las nomenclaturas puede ser crucial en las artes en general y en la música en particular... Que lo digan si no nuestros invitados del último programa, dos de los cuales debieron recurrir al latín y al griego para bautizar a sus creaciones: Mariano Kosiner llamó In hidraulis a su obra para tam-tam y electrónica en tiempo real, mientras que la obra para piano de Jorge Mouro se llamó Bigemynalis. En cambio, Pablo Serravalle optó por un más explícito Sonoridades 1.0 para su obra para flauta y electrónica, y explicaba que la idea es conformar toda una serie de piezas en las que se exploren las, precisamente, sonoridades de diversos instrumentos, y así ir gestando un ciclo de Sonoridades 1.1, 1.2, 2.0, 2.1... bueno, ya se imaginan cómo sigue la cosa.
Ariel González Losada, por su parte, recurrió a la metáfora, con la curiosidad de que el nombre de su obra involucra, justamente, la cuestión de la nomenclatura: su pieza para guitarra y electrónica en tiempo real se llamó Nombres del abismo..., lo cual, para los que nos dedicamos a la filosofía -y particularmente a la filosofía medieval- no puede sino remitirnos a toda la riquísima tradición de la Teología Negativa y su obsesión por los nombres divinos. Pero bueno, no es cuestión de ponerse místico justo ahora. Como bien dijo Mariano en el programa, "el latín paga bien", y la importancia de los títulos en las piezas musicales parece tener que ver con la capacidad evocativa que tienen las palabras y los sonidos, más allá de que no faltarán quienes aseguren que la música y sus sonidos no hacen referencia sino a... otras músicas y otros sonidos. Lo cual es cierto, pero ahí no se acaba la cosa. Si así fuera, ¿de qué viviríamos los críticos?
En fin, esto es sólo el comienzo. Seguiremos discutiendo estas cuestiones, pero mientras tanto, aquí va nuestra...
Lista de temas del programa # 38
Die Roboter - Kraftwerk
Axel F - Harold Faltermeyer
Sonoridades 1.0 - Pablo Serravalle
Bigemynalis - Jorge Mouro
In hidraulis - Mariano Kosiner Blanco
Nombres del abismo... - Ariel González Losada
"L'amour" de Karmen with a Happy Ending - Goran Bregovic y la Orquesta de Bodas y Funerales
Quelq'un m'a dit - Carla Bruni
Es que el tema de las nomenclaturas puede ser crucial en las artes en general y en la música en particular... Que lo digan si no nuestros invitados del último programa, dos de los cuales debieron recurrir al latín y al griego para bautizar a sus creaciones: Mariano Kosiner llamó In hidraulis a su obra para tam-tam y electrónica en tiempo real, mientras que la obra para piano de Jorge Mouro se llamó Bigemynalis. En cambio, Pablo Serravalle optó por un más explícito Sonoridades 1.0 para su obra para flauta y electrónica, y explicaba que la idea es conformar toda una serie de piezas en las que se exploren las, precisamente, sonoridades de diversos instrumentos, y así ir gestando un ciclo de Sonoridades 1.1, 1.2, 2.0, 2.1... bueno, ya se imaginan cómo sigue la cosa.
Ariel González Losada, por su parte, recurrió a la metáfora, con la curiosidad de que el nombre de su obra involucra, justamente, la cuestión de la nomenclatura: su pieza para guitarra y electrónica en tiempo real se llamó Nombres del abismo..., lo cual, para los que nos dedicamos a la filosofía -y particularmente a la filosofía medieval- no puede sino remitirnos a toda la riquísima tradición de la Teología Negativa y su obsesión por los nombres divinos. Pero bueno, no es cuestión de ponerse místico justo ahora. Como bien dijo Mariano en el programa, "el latín paga bien", y la importancia de los títulos en las piezas musicales parece tener que ver con la capacidad evocativa que tienen las palabras y los sonidos, más allá de que no faltarán quienes aseguren que la música y sus sonidos no hacen referencia sino a... otras músicas y otros sonidos. Lo cual es cierto, pero ahí no se acaba la cosa. Si así fuera, ¿de qué viviríamos los críticos?
En fin, esto es sólo el comienzo. Seguiremos discutiendo estas cuestiones, pero mientras tanto, aquí va nuestra...
Lista de temas del programa # 38
Die Roboter - Kraftwerk
Axel F - Harold Faltermeyer
Sonoridades 1.0 - Pablo Serravalle
Bigemynalis - Jorge Mouro
In hidraulis - Mariano Kosiner Blanco
Nombres del abismo... - Ariel González Losada
"L'amour" de Karmen with a Happy Ending - Goran Bregovic y la Orquesta de Bodas y Funerales
Quelq'un m'a dit - Carla Bruni
martes, 2 de septiembre de 2008
La Acadé
Fíjense qué curioso: la mayoría de los que hacemos estudio de noche simpatizamos con el Club Atlético Independiente (a.k.a. El Rey de Copas; a.k.a. El Orgullo Nacional), y sin embargo, estamos dedicando toda esta seguidilla de programas a La Academia.
Pero no es para menos, porque la Academia Internacional de Composición con Nuevas Tecnologías, tal su nombre completo, nos ha deparado más de una alegría (más de las que nos depara Independiente, para ser sinceros). Y así es que programas pasados, y muy especialmente nuestro próximo programa, tienen como eje central las actividades que allí se desarrollaron.
Para ponerlos en contexto: resulta que durante dos semanas, entre el 19 y el 30 de agosto pasados, estuvieron por Buenos Aires nada menos que los compositores Martín Matalon, Yan Maresz, Mikhail Malt y Olivier Pasquet, los cuatro a cargo de un grupo de unos doce jóvenes compositores que tuvieron la oportunidad de trabajar con ellos en jornadas agotadoras -casi diez horas diarias durante diez días, hagan la cuenta...- en las que se los alentaba a utilizar para sus creaciones las tecnologías que los docentes aplican y desarrollan actualmente en el IRCAM. Una locura.
A su vez, las obras que los alumnos iban desarrollando eran ensayadas por el Ensamble Tropi, que no es, pese a su nombre, un grupo cuartetero cordobés, sino el recientemente creado conjunto de Música Contemporánea del Conservatorio Superior de Música "Manuel de Falla", dirigido nada menos que por la notable pianista Haydée Schvartz. Así que fueron jornadas bien completitas, en las que tampoco faltaron charlas abiertas para todo público en las que los docentes expusieron algunos de estos temas en los que actualmente trabajan. Martín Matalon, por ejemplo, extraordinario compositor argentino que hace ya varios años reside en Francia, dedicó sus conferencias a explicar en qué consiste eso del "tiempo real" en música y a comentar sus experiencias en la composición para cine mudo, con ejemplos exquisitos tomados de la música que escribió para Metropolis de Fritz Lang y Un chien andalou de Luis Buñuel.
Si se quedaron con ganas de saber más de estas cosas, ya saben: sintonicen estudio de noche el próximo sábado, porque nos van a acompañar los alumnos de la Acadé para comentar experiencias, anécdotas y hasta un par de sorpresas que tenemos reservadas. O bien, permanezcan atentos a las entradas del blog, porque todavía hay mucha más tela para cortar sobre estos temas... Mientras, aquí tienen la lista de temas del último programa.
Hasta luego.
Lista de temas del programa # 37
No duermas más - Sumo
Sonata K545 (Mozart/Caine) - Uri Caine
Walkürenritt (Wagner/Caine) - Uri Caine
Sonata para guitarra - Ariel González Losada
Cuando el arte ataque - Luis Alberto Spinetta
Muerte de Isolda (Wagner/Liszt) - Alfred Brendel
Marcha Turca (Mozart/Volodos) - Arkadi Volodos
Gallop de Cenicienta (Prokofiev) - M. Argerich & M. Pletnev, piano
Three little birds - Bob Marley
Pero no es para menos, porque la Academia Internacional de Composición con Nuevas Tecnologías, tal su nombre completo, nos ha deparado más de una alegría (más de las que nos depara Independiente, para ser sinceros). Y así es que programas pasados, y muy especialmente nuestro próximo programa, tienen como eje central las actividades que allí se desarrollaron.
Para ponerlos en contexto: resulta que durante dos semanas, entre el 19 y el 30 de agosto pasados, estuvieron por Buenos Aires nada menos que los compositores Martín Matalon, Yan Maresz, Mikhail Malt y Olivier Pasquet, los cuatro a cargo de un grupo de unos doce jóvenes compositores que tuvieron la oportunidad de trabajar con ellos en jornadas agotadoras -casi diez horas diarias durante diez días, hagan la cuenta...- en las que se los alentaba a utilizar para sus creaciones las tecnologías que los docentes aplican y desarrollan actualmente en el IRCAM. Una locura.
A su vez, las obras que los alumnos iban desarrollando eran ensayadas por el Ensamble Tropi, que no es, pese a su nombre, un grupo cuartetero cordobés, sino el recientemente creado conjunto de Música Contemporánea del Conservatorio Superior de Música "Manuel de Falla", dirigido nada menos que por la notable pianista Haydée Schvartz. Así que fueron jornadas bien completitas, en las que tampoco faltaron charlas abiertas para todo público en las que los docentes expusieron algunos de estos temas en los que actualmente trabajan. Martín Matalon, por ejemplo, extraordinario compositor argentino que hace ya varios años reside en Francia, dedicó sus conferencias a explicar en qué consiste eso del "tiempo real" en música y a comentar sus experiencias en la composición para cine mudo, con ejemplos exquisitos tomados de la música que escribió para Metropolis de Fritz Lang y Un chien andalou de Luis Buñuel.
Si se quedaron con ganas de saber más de estas cosas, ya saben: sintonicen estudio de noche el próximo sábado, porque nos van a acompañar los alumnos de la Acadé para comentar experiencias, anécdotas y hasta un par de sorpresas que tenemos reservadas. O bien, permanezcan atentos a las entradas del blog, porque todavía hay mucha más tela para cortar sobre estos temas... Mientras, aquí tienen la lista de temas del último programa.
Hasta luego.
Lista de temas del programa # 37
No duermas más - Sumo
Sonata K545 (Mozart/Caine) - Uri Caine
Walkürenritt (Wagner/Caine) - Uri Caine
Sonata para guitarra - Ariel González Losada
Cuando el arte ataque - Luis Alberto Spinetta
Muerte de Isolda (Wagner/Liszt) - Alfred Brendel
Marcha Turca (Mozart/Volodos) - Arkadi Volodos
Gallop de Cenicienta (Prokofiev) - M. Argerich & M. Pletnev, piano
Three little birds - Bob Marley
Suscribirse a:
Entradas (Atom)