martes, 12 de julio de 2011

orgullos y prejuicios


Hay gente que se queja de la marcha del orgullo gay. "¿Por qué no hay marcha del orgullo heterosexual, eh?", dicen. La respuesta es obvia: el orgullo se presenta como una respuesta desafiante a la estigmatización. Es una especie de "Sí, soy puto, ¿y?", un gesto de autoafirmación. Lo mismo vale para muchos movimientos feministas. Y acaso ese mismo gesto de autoafirmación sea ensayado por muchos perseguidos al grito de "judío de mierda", aunque después muchos confundan ese orgullo por pertenecer a una cultura, a una religión o a una comunidad (cada uno la vivirá a su modo) y lleguen a la conclusión de que, obrando así, "ellos se discriminan solos".

Y así como los homofóbicos y los antisemitas casi nunca se perciben como tales (te dicen que tienen un amigo puto y que votan al rabino Bergman), parece que basta que uno le diga a un amigo que es de derecha para que se sienta ofendido y niegue los cargos. "Nada que ver", te dicen. "Lo que pasa es que la izquierda y la derecha son cosas del pasado". Entonces uno tiene que explicarles que eso, querido amigo, es la típica respuesta de alguien de derecha. El perfecto equivalente de "ellos se discriminan solos" o "tengo un amigo judío".

Les pediría entonces a toda esa buena gente, que constituye prácticamente la mitad de la población de la ciudad de Buenos Aires, que salieran de su closet amarillo y digan, con total sinceridad, que son de derecha. Que creen, como el actual Jefe de Gobierno, que la homosexualidad es una enfermedad. Que la inmigración descontrolada es la causa de los males de los porteños. Que los derechos humanos son cosa del pasado. Que un Jefe de Gobierno no tiene que hacer (ni hablar de) política. Y que por eso votan a Macri. Si más de la mitad de los porteños piensa eso, uno podrá deprimirse, pero nada más. Al fin de cuentas, la voluntad de la mayoría es lo que prima en una elección democrática.

Por eso, insisto: salgan del closet y organicen su marcha del orgullo garca con globos de colores. Córtenla con la sanata esa de "soy de centro" o "soy a-político". Digan que son de derecha, y así lo más que podremos decir de ustedes es que son de derecha. Pero si aseguran que no piensan así, que de ningún modo piensan así, que la educación, la salud y la cultura son sus principales intereses, que respetan a todos y a todas y que votan a Macri por eso, el problema ya no es que sean de derecha. Ahí sí estamos sonados, porque entonces son cínicos o hipócritas. Aunque acaso exagere y no se trate más que de ingenuidad. Eso que, en buen porteño, se conoce como "ser un flor de boludo".

4 comentarios:

numaleon dijo...

Habría que poner el botón acá "Recomendar a un 'amigo'".

Gustavo Fernández Walker dijo...

gracias, Numa! Abrazo!

AldanaFWalker dijo...

ja! pensé que lo habías escrito luego del almuerzo familiar del martes, iba a pedir coautoría... :P

fernando damián bravo dijo...

"si mezcláramos la maquina de cortar boludos con la maquina del tiempo, y empezáramos a cortar boludos con retroactividad, otra seria la historia". pero eso ya lo dijo mas de una vez TATO. y que se yo, pero de eso y de algunas cosas mas suelo acordarme (y eso que soy un pibe de 34). habrá que "desembalar la memoria" (para cerrar con otra frase prestada)