martes, 22 de diciembre de 2015

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Eterna Cadencia arrancó el año publicando Facsímil de Alejandro Zambra y lo termina publicando Colón: Teatro de operaciones, firmado por un servidor.

En fin.

No voy a hablar del segundo, porque aun cuando el autobombo esté permitido (estimulado, en rigor) en anacrónicos blogs como este, pueden ustedes hacer clic en la imagen de la tapa, que desde esta semana reemplaza la pipa (¿era una pipa, al final, o no?) de Magritte en el borde superior izquierdo de la página y encontrar allí más información al respecto. No faltarán incluso los audaces que quieran leer el libro, y para ellos estarán siempre abiertas las ventanas de este sitio, para dejar sus pareceres, observaciones o esos vitriólicos insultos característicos de los lectores de las páginas de cultura.

Zambra, entonces. No es la primera vez que se recomienda su lectura en este blog (ya se lo hizo aquí y aquí, por ejemplo), pero por las dudas reitero que Bonsái (2006), La vida privada de los árboles (2007), No leer (2010), Formas de volver a casa (2011), Mis documentos (2013) y, ahora, Facsímil son de lo mejor que se puede leer en nuestro idioma. Y como no me gustan las exageraciones, diré simplemente: Zambra es el mejor de todos.

Para que se den una idea: Facsímil bien podría haber sido escrito a cuatro manos por Nicanor Parra y Roberto Bolaño, en aquel mítico encuentro en Las Cruces, frente a la tumba de Vicente Huidobro.

Pero alcanzaron las dos manos de Alejandro Zambra.


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