lunes, 30 de agosto de 2010

ocasiones


Buenos Aires, domingo 29 de agosto, 20.00. Daniel Barenboim es ovacionado en el Teatro Colón al frente del Coro y la Orquesta del Teatro alla Scala de Milán. A muy pocas cuadras, muy poco después, iniciamos la edición N° 79 de Un programa de ópera, con Marcelo Lombardero y Luciano Marra de la Fuente (y Vicky, que toma nota de las inquietudes de los oyentes). El tema del día, en principio, son las diez óperas escritas por Tchaikovsky. Pero rápidamente otros temas ganan la agenda y gran parte del programa se va en discusiones relativas a la visita del contingente de La Scala y su presentación en el Colón. No abundaré en el tema, que puede seguirse, por ejemplo, acá y acá. Pero no puedo dejar de señalar un par de cosas muy, pero muy curiosas.

Una es que, terminado el programa, fuimos a cenar y emprendimos el regreso a casa. Tomamos por la Avenida Córdoba. A la altura de Talcahuano, Marcelo detiene el auto y nos dice: "Miren eso". Miramos. Parece mentira. En realidad, no es tan raro, si se lo piensa bien: estábamos, al fin de cuentas, bastante cerca. Pero de todos modos, coincidir en una esquina de Buenos Aires a la improbable hora de la una de la madrugada no deja de tener una cuota de sorpresa. Volvemos a mirar, para estar seguros. Y sí, es Barenboim. Cruzando la calle, tranquilo, como quien acaba de dirigir varias horas de música en menos de diez días.

Así que Marcelo se baja, lo saluda e intercambian algunos comentarios afectuosos. Desde una respetuosa distancia, no puedo evitar pensar en que ese hombrecito con sombrero es el responsable, entre otras cosas, de ese concierto extraordinario con Dérive 1 & 2 de Pierre Boulez, que convocó inverosímiles multitudes. Y entonces pienso en esto otro: La Scala viene al Colón a festejar el Bicentenario y la reapertura de la sala con un Réquiem. ¿Será otra humorada de Barenboim?

Dentro de un mes voy a estar en Milán, pero ya sé que esta vez no voy a ir a La Scala. Esa semana, la ópera programada es una de Rossini, que no es precisamente de mis preferidas. Se llama L'occasione fa il ladro.

Son demasiadas coincidencias.

Postdata provisoria, varias horas más tarde: estas intrascendentes coincidencias relativas a Barenboim nada pueden hacer frente a esta otra, mucho más digna de atención. Gracias, Eugenio, por compartirla.

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