Se acerca el día de San Patricio, y como ya es tradición en Buenos Aires, la ciudad se prepara para una noche de cerveza y peleas callejeras. O no tanto, porque el Gobierno de la Ciudad anuncia la primera Marcha de San Patricio, esperando transmitir con ella un "mensaje de convivencia y amistad entre los pueblos." Ahora bien, a quién se le ocurrió enviar ese mensaje justo el día en el que la gente se emborracha y se muele a trompadas con el primero que se le cruza, es algo que se me escapa. Pero bueno, en cualquier caso, tengo un 25% de sangre irlandesa que me permite beber sin moderación y con total impunidad, al menos por un día.
A propósito, aprovechamos la efeméride para conversar en nuestro último programa con Jorge Fondebrider, especialista en cuestiones irlandesas, responsable de varias antologías y traducciones de piezas literarias de la tierra de al menos uno de mis antepasados. Jorge asegura -y pruebas no le faltan- que la literatura irlandesa probablemente sea una de las más ricas e interesantes de la actualidad. Aprovechamos también para diferenciar las tradiciones irlandesas -de un folklore eminentemente rural- de la epidemia de boberías celtas y otras taras milenaristas que de un tiempo a esta parte vienen contaminando los "grandes centros urbanos", como parece que está de moda decir en un año electoral como el que nos toca en suerte.
También pudimos conversar con Pablo Gianera acerca de un tema más que interesante y que promete polémicas varias que se irán sucediendo a lo largo de esta temporada de estudio de noche. Y es el tema de los "papeles póstumos" de los escritores, o las "tomas alternativas" de los músicos, esas obras o esbozos de obras cuyos autores, en principio, no consideraban aptas para su publicación y que sin embargo hoy, gracias al afán de lucro de editores, empresarios y, eventualmente, herederos, podemos disfrutar... o no.
Digo esto de "...o no" porque, hace muy poquito, en una aparente fiebre por la obra del colombiano Andrés Caicedo -fiebre de la que este blog no está exento, como demuestran entradas como esta- se publicaron algunas de las páginas de su diario. Y ocurre que, en lo que a mí respecta, Caicedo fue un descubrimiento extraordinario, un autor capaz de generar una extraña euforia a la hora de enfrentarse con sus textos -y vuelvo a recomendar el fundamental ¡Que viva la música! editado hace muy poco por Norma-. Así que fui comprando religiosamente cada nuevo volumen con las obras que Caicedo había dejado terminadas o casi antes de suicidarse a los 25 años, y me encontré con cuentos extraordinarios, con notables reseñas cinematográficas, con interesantes obras de teatro... y con un diario que comienza con esos apuntes que los escritores saben que eventualmente serán leídos por algún tipo de "posteridad", pero que de pronto se convierte en otra cosa: en la escritura desesperada de una persona que está a punto de matarse. Y, la verdad sea dicha, no me gustó leer eso. Más aún: preferiría no haberlo leído.
Pablo introdujo en la discusión la idea de que lo que se estaba alimentando con la profusión de publicaciones de este tipo -los papeles inconclusos de los escritores o las sesiones completas de grabaciones de músicos, incluso los comienzos fallidos de las obras que ya conocemos por su versión definitiva incluída en los viejos LP- era ni más ni menos que el impulso morboso del público por acceder a la intimidad de sus artistas favoritos. O bien, de "ver al artista en calzoncillos", como certeramente ilustró nuestro hermeneuta de cabecera. O, también, crear la necesidad de que siempre "nos falta algo" en nuestra colección privada de obras de arte, y que entonces, cada uno, dos, cuatro o diez años, tenemos que volver a comprar Kind of Blue porque se descubrió un nuevo master con un solo en el que Miles Davis cambia una nota en un solo de "So what".
¿So what?, habría que decirles a todos los que anuncian la llegada de ese secreto-mejor-guardado que contiene la clave para comprender verdaderamente al artista en cuestión. Y sin embargo...
... Y sin embargo, cabría preguntarse si los artistas son los mejores jueces para decidir cuáles de sus creaciones merecen ser presentadas al público y cuáles merecen ser sometidas a un cuidadoso proceso de combustión como si nunca hubieran existido. Ahí están las Bootleg Series de Bob Dylan, que incluyen algunas de las canciones que cualquier dylanita que se precie no dejará de incluír en su lista personal de favoritas. O esos poemas de los que algunos poetas, de pronto comprometidos con otras búsquedas y otras sensibilidades, pretenden retractarse, como si todavía fuesen, verdaderamente, suyos. Pero, ¿de quién son, entonces?
Como sea, parece ser, efectivamente, una cuestión compleja, con diversas aristas que merecen ser analizadas en cada caso con cuidado. Como bien apuntaba Pablo en el programa, el proceso de creación de Miles Davis en la época de Bitches Brew, por ejemplo, incluía como parte fundamental el montaje que tenía lugar en la sala de edición a partir de las extensísimas sesiones. Así, para Pablo, las recientes ediciones de las sesiones completas de Bitches Brew serían no sólo "inescuchables" desde el punto de vista del placer que pueda proporcionar su audición, sino, incluso, un importante error de concepto: ocurre que Miles Davis sabía que entraba al estudio con la idea de dejar rodar la cinta, tocar, y terminar el proceso en la sala de edición. Es decir: Bitches Brew es ese disco que fue editado con ese nombre. Nada "quedó afuera", porque no había nada, en rigor, antes de ese proceso de montaje.
En breve, más sobre estas cuestiones y otros violines. Mientras tanto, acá va un poco de ese caldo de perras, cortesía del mismo Miles Davis a quien Alfredo Casero alguna vez recomendó: "Negro, tocá la trompeta, tocá la trompeta..."
Lista de temas del programa # 59:
Ladies Pantalettes – The Chieftains con Bela Fleck
I know my love – The Chieftains con The Corrs
An Binssin Luachra – Maire O’Sullivan
Mountain Dew - The Drunken Shamrocks
Home boys home – The Clancy Brothers
So near, so far – Miles Davis (con Frank Butler)
So near, so far – Miles Davis (con Tony Williams)
Sunday Bloody Sunday – U2 (en vivo en Sarajevo, 1997)
Danny Boy - Lalo Lambda
Whiskey in the jar – Metallica
I know my love – The Chieftains con The Corrs
An Binssin Luachra – Maire O’Sullivan
Mountain Dew - The Drunken Shamrocks
Home boys home – The Clancy Brothers
So near, so far – Miles Davis (con Frank Butler)
So near, so far – Miles Davis (con Tony Williams)
Sunday Bloody Sunday – U2 (en vivo en Sarajevo, 1997)
Danny Boy - Lalo Lambda
Whiskey in the jar – Metallica
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