Materie ist ein groß leiblich Ding und ist ungefüge; es hindert.
Meister Eckhart
Hace poco mencioné la feliz aparición de La música en el grupo Sur. Una modernidad inconclusa (Eterna Cadencia) de Pablo Gianera. Pues bien: el Gianero Solitario ataca de nuevo: acabo de recibir Formas frágiles. Improvisación, indeterminación y azar en la música (Debate), otro de esos libros entre cuyas virtudes se cuentan no sólo la invitación a pensar algunos conceptos fundamentales de la música ("la escritura sobre una obra musical como una forma de escucha, más reflexiva y detallada") sino también la capacidad de despertar un deseo impostergable de volver a escuchar (o escuchar por primera vez, en algún caso) algunas de las obras que allí se mencionan.
Otra de las virtudes del libro es la forma en la que se articulan sus diversos capítulos: nombres propios alrededor de los cuales va desarrollándose el tratamiento de los tres conceptos del título (tan diversos entre sí, aunque a veces se los confunda), encadenados de un modo que, a tono con el tema en cuestión, uno imaginaría plagado de hipervínculos en una versión electrónica: las combinaciones pueden ser indeterminadas, pero en ningún caso azarosas.
Pero, como en el caso de La música en el grupo Sur, no es mi intención aquí hacer una reseña completa del libro. Al respecto, en breve aparecerán en sendos medios culturales las notas correspondientes. Y en caso de que Pablo esté leyendo esto, me atrevo a adelantar una de las preguntas que le haré en una próxima entrevista: ¿cómo es que, en un libro que cuenta a la improvisación entre sus objetos de estudio, no aparece entre los nombres propios (Cage, Bach, Tristano, Schubert, Coltrane, Stockhausen, Cardew, Braxton) el nombre de Keith Jarrett? ¿Eh?
De todos modos, hay un detalle de Formas frágiles, un comentario hecho casi al pasar, que me resultó particularmente curioso. Por razones puramente profesionales, diría, relacionadas con mi trabajo como medievalista: la fugaz aparición de Meister Eckhart en el capítulo dedicado a John Cage. Porque, ¿puede imaginarse algún tipo de relación entre la música de Cage y la filosofía de Eckhart? Por lo pronto, es irrelevante que, en la actualidad, las discusiones académicas sobre la obra del dominico alemán tiendan a reducir al mínimo la etiqueta de "místico" con la que se lo suele presentar (así, de hecho, se lo menciona en Formas frágiles). Y digo que es irrelevante porque, aún si hoy no queremos considerar a Eckhart un místico en el sentido en el que se suele entender esa palabra, lo cierto es que, en la época en la que Cage tomó contacto con la obra eckhartiana, esa era la forma bajo la cual eran leídos sus textos. Textos, por caso, como el que se cita más arriba como epígrafe de esta entrada y que bien podría usarse para resumir el sentimiento de algunos músicos de la segunda mitad del siglo pasado, si hacemos el pase de magia por el cual "materia" se transforma en "materiales", a los cuales los compositores deben dar forma, sea ella frágil o no: "una gran cosa corpórea y voluminosa que estorba".
Paradójicamente, Formas frágiles se articula en nombres propios para discernir hasta qué punto ese núcleo irreductible de la música disuelve el sujeto que la crea y la interpreta. Y es que, al fin de cuentas, todo discurso sobre música coquetea, en alguna medida, con la mística.
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