lunes, 26 de enero de 2009

Transpirar la camiseta

El 11 de enero pasado, el New York Times publicó en su sitio web el resumen de una sesión de preguntas de los lectores al crítico Ben Ratliff. Allí, Ratliff menciona, entre los músicos de jazz más influyentes de la actualidad, a Guillermo Klein, y a su disco Filtros como uno de los diez mejores de los últimos años. Lo cual me recuerda una promesa incumplida respecto de ese disco, hecha en este blog: contar en exclusiva para estudio de noche algunos pasajes de la charla con Klein que quedaron fuera de la entrevista publicada en Ñ en septiembre.

Parte de la historia se cuenta en aquella entrevista, y tiene que ver con el regreso a la Argentina de Klein, después de su estadía en los Estados Unidos. Corría el 2001 y, al parecer, nadie se imaginaba que todo se venía abajo, aunque los antiguos romanos habrían considerado al Racing campeón de Mostaza Merlo como una inequívoca señal por parte de los dioses de un desastre inminente. En cualquier caso, todo se vino abajo, efectivamente, y Klein volvió a hacer las valijas y se instaló en España. Pero antes de irse, alcanzó a escuchar los cacerolazos y los gritos de “¡Ar-gen-tina! ¡Ar-gen-tina!”. Parece que lo atrapó esa cualidad un tanto elusiva que tiene la declamación al unísono de una multitud –ese pequeño desfasaje entre cada una de las voces que conforman el coro espontáneo– y decidió hacer el intento de transcribir esos ensalmos, con esos pequeños desfasajes incluidos. Claro: el desafío no era tanto reproducir eso mecánicamente (bastaría con escribir ligeros corrimientos en cada una de las voces, pero eso no era el caso), sino intentar dar cuenta de esa maleabilidad, de esa sensación de un sonido vivo, orgánico, capaz de esos pequeños movimientos, casi imperceptibles, que no suenan como la suma de cada una de las partes, sino que parece constituir la característica propia y única de la voz de una multitud en movimiento. Cuenta Klein:

La verdad es que me resultó muy difícil al principio. No encontraba la forma de capturar en el papel ese sonido, y al principio era muy frustrante. Ya ni sé cuántos intentos fallidos hubo, pero recuerdo que un día sentí que lo tenía. Miré lo que había escrito y dije, “no puedo creer que era algo tan sencillo”…

¡Ah, la humildad de los grandes! Como procedimiento, Klein tiene razón. El secreto es la subdivisión de los tiempos y no es algo tan complicado. Pero, por otra parte, los invito a escuchar Filtros y a decir si habían escuchado algo así antes. Ben Ratliff dice que no. Y tiene razón. También pueden escuchar el disco Una nave, en donde Klein incluyó la pieza inspirada en los cantos de “¡Ar-gen-tina! ¡Ar-gen-tina!”. En cualquier caso, en el programa escuchamos un par de canciones de Filtros, y seguramente escucharemos algunas más a partir del próximo miércoles 4 de febrero, cuando arranquemos la segunda temporada de estudio de noche. El año pasado escuchamos “Miula”, en la que es posible percibir ese trabajo de subdivisión de tiempos en el que, dicho se de paso, se inspira el nombre de Filtros, y “Va Román”, otra canción con una historia detrás:

Soy de Boca –dice Klein, pero bueno, nadie es perfecto: no todos pueden ser hinchas del verdadero Rey de Copas– y cuando volví de Nueva York a Buenos Aires era la época en la que ganamos la Intercontinental con el equipo de Riquelme y Palermo. Era el 2001 y a fin de año finalmente me mudé a Barcelona… Y a Riquelme lo compró el Barcelona. Al principio a él no le fue bien y la verdad es que yo también tenía esas sensaciones de sentirme extranjero y lucharla todos los días. Así que decidí escribir este tema, un poco para darle esperanza a Román, y otro poco para mí, para no bajar los brazos. En ese momento a Román lo transfieren al Villareal y yo pensaba que ahí la iba a romper, y así fue.

Curioso, Klein no parece ser el único artista argentino que busca y encuentra inspiración en Juan Román Riquelme como objetivo de sus búsquedas estéticas… Hace poco se estrenó en el Malba süden, notable película de Gastón Solnicki que registra el paso de Mauricio Kagel por Buenos Aires en ocasión del Festival que en su homenaje organizó el Centro de Experimentación del Teatro Colón, en 2006. A propósito: todavía pueden ver süden, los viernes y sábados por la noche en el Malba, y de paso escuchar un poco de la música de Kagel programada antes de la proyección. En cualquier caso, lo interesante de consignar aquí, también en exclusiva para estudio de noche, es el off the record que reveló Gastón Solnicki: el proyecto de una película que incorpore las figuras de su abuelo, el genial ajedrecista Miguel Najdorf, y… Juan Román Riquelme.

Así que ahí ven: parece que los artistas argentinos no tienen ningún problema en transpirar la camiseta.
Bonus track: en la entrada anterior se escondía un link a un incontestable éxito de The Who. Aquí va otro, cortesía del Dr. Gregory House, que se anima con la mímica de uno de esos comienzos épicos que marcaron la historia del rock.

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