No sé si era el alba
O la tarde
Acaso medianoche
No lo sé.
O la tarde
Acaso medianoche
No lo sé.
N. Hikmet
La semana que viene, cuando llame a mi familia para los saludos de año nuevo, la distancia que separa Italia de la Argentina se manifestará no sólo en el espacio, sino también en el tiempo: estaré llamando desde el 2010 a esos pobres argentinos que todavía continúan atrapados en el 2009. Así nunca vamos a progresar, qué barbaridad, sunescán dalúna búso.
Y, de acuerdo, esa diferencia es apenas un capricho del calendario, una convención prácticamente inofensiva. Pero hay otra diferencia notable entre las fiestas del hemisferio norte y aquellas a las que estamos acostumbrados en el sur, y es que apenas se termina de brindar por la llegada del año nuevo, la llegada de los Reyes Magos y todas esas cosas, el norte inicia una vez más la rutina laboral, como si nada hubiera pasado. Y entonces, el año verdaderamente empieza antes: los chicos a la escuela, los grandes a la oficina o a retirar el cheque del seguro de desempleo. Y todo mientras en el sur empiezan las vacaciones. O siguen, porque ya empezaron, a decir verdad, con los preparativos de la cena navideña.
Así que mientras un hemisferio se la pasa panza arriba bajo el sol, el otro ya está trabajando. Y si alguno dice que la cosa se equilibra en el verano boreal es porque se olvidó del mundial de futbol, que siempre tiene lugar durante las vacaciones del norte y que en el sur obliga a unas vacaciones forzadas, a mirar los partidos a la hora que sea, en la oficina, en la escuela o en el iglesia, de rodillas, pidiendo la intervención de la mano de Dios.
Y yo siempre pensé que “La mano de Dios” era un nombre ideal para una sinfonía, un cuarteto de cuerdas o una composición por el estilo. Me pregunto si el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires se decidirá a organizar un concurso para que los compositores argentinos escriban una obra así. El premio, desde ya, consistiría en el estreno de la pieza en el Teatro Colón el próximo mes de junio, durante cada una de las transmisiones en pantalla gigante de los partidos de la Selección. Todavía están a tiempo.
Hasta el año que viene.
La semana que viene, cuando llame a mi familia para los saludos de año nuevo, la distancia que separa Italia de la Argentina se manifestará no sólo en el espacio, sino también en el tiempo: estaré llamando desde el 2010 a esos pobres argentinos que todavía continúan atrapados en el 2009. Así nunca vamos a progresar, qué barbaridad, sunescán dalúna búso.
Y, de acuerdo, esa diferencia es apenas un capricho del calendario, una convención prácticamente inofensiva. Pero hay otra diferencia notable entre las fiestas del hemisferio norte y aquellas a las que estamos acostumbrados en el sur, y es que apenas se termina de brindar por la llegada del año nuevo, la llegada de los Reyes Magos y todas esas cosas, el norte inicia una vez más la rutina laboral, como si nada hubiera pasado. Y entonces, el año verdaderamente empieza antes: los chicos a la escuela, los grandes a la oficina o a retirar el cheque del seguro de desempleo. Y todo mientras en el sur empiezan las vacaciones. O siguen, porque ya empezaron, a decir verdad, con los preparativos de la cena navideña.
Así que mientras un hemisferio se la pasa panza arriba bajo el sol, el otro ya está trabajando. Y si alguno dice que la cosa se equilibra en el verano boreal es porque se olvidó del mundial de futbol, que siempre tiene lugar durante las vacaciones del norte y que en el sur obliga a unas vacaciones forzadas, a mirar los partidos a la hora que sea, en la oficina, en la escuela o en el iglesia, de rodillas, pidiendo la intervención de la mano de Dios.
Y yo siempre pensé que “La mano de Dios” era un nombre ideal para una sinfonía, un cuarteto de cuerdas o una composición por el estilo. Me pregunto si el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires se decidirá a organizar un concurso para que los compositores argentinos escriban una obra así. El premio, desde ya, consistiría en el estreno de la pieza en el Teatro Colón el próximo mes de junio, durante cada una de las transmisiones en pantalla gigante de los partidos de la Selección. Todavía están a tiempo.
Hasta el año que viene.
No hay comentarios:
Publicar un comentario