Hace poco, en un artículo publicado en la revista Ñ, mencioné al pasar ciertas falacias que subyacen a las permanentes quejas de las discográficas respecto del avance de la piratería (sí: ya sé que esto de autocitarse es una práctica vil y decadente, pero como dice Feinmann, "si ya lo escribí en otro lado, para qué lo voy a volver a escribir: léanlo de ahí y chau"). Se podrían mencionar muchas más razones para no prestarles atención a los berridos de las pobres multinacionales que lloran la carta, pero ahora me interesa fundamentalmente una.
Hablando de berridos, involucra a Bob Dylan, que como todo el mundo sabe, es una figura recurrente en este blog. Y es que hace rato que se venía anunciando la salida de un nuevo disco de estudio, ya no de rarezas, lados B y otras yerbas de esas que siempre se encuentran en los archivos de artistas como Dylan, sino de material nuevo, recién salido del horno. Así es que en todos lados podía leerse eso de "el próximo 28 de abril, lanzamiento mundial de Together through life". Así salió en todos los diarios del mundo, incluídos, desde luego, los argentinos.
Más aún, como viajero frecuente de las páginas dylanitas, oficiales y extraoficiales, ya me había agenciado un par de adelantos del nuevo disco, y ya había visto cómo mi casilla de correo se llenaba de mensajes que, día a día, anunciaban que faltaba un día menos para el lanzamiento del disco.
Hasta que llegó el 28.
Finalmente, después de tanta espera.
Y me recorrí todas las disquerías de la zona céntrica de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Y el disco, por supuesto no estaba.
(Y no, no estoy copiando el estilo de Tenenbaum. O tal vez sí, pero sin querer.)
En breve: que no me quedó más remedio, para calmar la ansiedad generada por meses y meses de publicidad y anticipación constante (más un genuino interés en la obra de Dylan, claro está, del que jamás osaría culpar a Columbia/Sony), que llegar a casa y agenciarme una copia pirata. Y el disco está buenísimo. Pero ya hablaré más en detalle cuando tenga la cajita original en mis manos y pueda escucharlo en un buen equipo de sonido.
Mientras tanto, que conste que ayer me desperté dispuesto a comprar un disco.
Así que después no jodan.
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