martes, 16 de octubre de 2012

España, aparta de mí ese Calixto (II)


(viene de la entrada anterior)

Recapitulando: el propio Albéniz eligió la novela de Juan Valera como fuente, Money-Coutts armó su libreto en inglés, y así fue escrita Pepita Jiménez, aunque probablemente esta sea la primera vez en toda la historia en que se la pueda escuchar en su versión original. Para el estreno en Praga, en 1897, se usó una versión en alemán, y para una revisión de 1905, estrenada en Bruselas, una versión en francés. Y hasta existió, en la década del '60, una versión en español, con muchos cambios en la obra, responsabilidad del compositor Pablo Sorozábal, que hasta le cambió el final a la obra: en esta nueva variante, Pepita se suicidaba, para darle un final más dramático a todo el asunto.

La pregunta es si esta versión original, con un tema españolísimo cantado en inglés, funciona. La respuesta, desde ya, es que sí. En palabras de Bieito, la cuestión del idioma, "que en aquel momento podía ser considerado un defecto, es una gran virtud, porque yo creo que en definitiva estamos destinados a entendernos: en el arte, en la cultura, en la educación. Estamos destinados a hacer las cosas juntos, en diferentes lenguas, entre diferentes naciones. Yo creo que eso es el futuro del arte, y la ópera refleja muy bien lo que es esa internacionalidad".

Una última confesión, entonces. A pesar de la muy buena música, de ese post-romanticismo tan típico del fin de siglo XIX, ideal para el teatro lírico, la verdad es que no terminaba de encontrarle el interés a la anécdota: una joven viuda, pretendida por unos cuantos hombres de la nobleza, pero enamorada de un joven seminarista que se niega a dejar los hábitos por ella, aun cuando desde la primera escena los espectadores nos damos cuenta de que el amor es mutuo. Mi primera reacción era el escepticismo: ¿puede sostenerse la tensión dramática solamente en el hecho de que este muchacho, a todas luces enamorado de esta mujer, no puede abandonar la carrera eclesiástica para la que parece predestinado?

La palabra clave, desde ya, es represión. Desde ese ángulo, la obra se transforma. Lo que parecía una inocente comedia amorosa se transforma ahora en un asunto más oscuro, casi agobiante. Una institución como la Iglesia (representada en la ópera por el vicario) en directo conflicto con el deseo de dos jóvenes amantes. Poner en escena ese conflicto, el verdadero centro de gravedad de toda la obra, es responsabilidad de Calixto Bieito, que cuenta haberse inspirado en la estética de un film español de los años '60, La tía Tula, de Manuel Picazo (basada en Miguel de Unamuno), y, a partir de esa idea, haber imaginado una escenografía imponente, construida con armarios. Esos armarios en los que se esconden las cosas que uno no desea que salgan a la luz. No tanto la metáfora de salir-del-closet, sino aquella otra de los esqueletos que se amontonan detrás de las puertas.

En la conferencia que ayer ofreció en la Embajada de España en Buenos Aires, Bieito pintó un panorama muy sugestivo, que invita a ver Pepita Jiménez como una experiencia que trasciende la mera anécdota de sus protagonistas y de la hermosa música con la que Albéniz los describe. Le cedo la palabra, en la esperanza de que, como a mí, esta imagen les despierte el deseo de viajar en unos días a La Plata para no perderse el debut argentino como régisseur de este artista excepcional:

La decisión de hacer esta ópera fue fundamentalmente por la música. Pero, además, toca varios temas que desde hace tiempo que me acompañan... Recordaba a mis padres, recordaba esa España gris, que duró hasta el '75 con la muerte del dictador. Quería hacer un espectáculo que hablara de ese enfrentamiento muy español (algunos me han dicho que es muy argentino también, aunque lo desconozco) entre el erotismo y la religión… [Quería hablar sobre] la represión sexual, sobre el poder de la Iglesia Católica en España durante tanto tiempo, ese enfrentamiento entre el erotismo y la religión. Eso pertencece de alguna manera a mi inconsciente, está ahí porque lo he vivido de niño (...) Yo nací en Burgos, en Miranda de Ebro, un pueblo fronterizo. Y hace apenas diez años supe que por allí funcionaba el campo de concentración más grande del sur de Europa. Yo he estudiado Historia, pero eso nadie me lo había explicado... España es, por supuesto, un gran país, pero hay una norma para ser feliz y es enferentarse a los problemas. Y en España hemos ocultado muchas cosas. No estoy haciendo una tesis; es sólo una sensación que tengo... No acostumbramos a poner la luz en las cosas importantes, en explicar lo que ha pasado, lo que es nuestra historia, cómo han sido las cosas, por qué han sido así… En cualquier caso, estoy encantado de estar en la Argentina. Es fantástico sentirse querido, sobre todo porque a veces los países son duros con sus artistas. Yo estoy encantado de ver sus ojos, sus caras, de ver la gente por las calles y de sentirme un poco un pequeño poeta.


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