Ya avisamos que, cada tanto, tendremos en estudio de noche algún que otro programa monográfico. Pues bien, el de hoy es uno de ellos. Composición, tema: el violín.
Arrancamos escuchando Liebesleid de Fritz Kreisler, para ver si algún despistado, mientras revoleaba el dial, pensaba que estaba escuchando el programa de Dolina y se quedaba con nosotros. El minuto a minuto nos dirá si la estrategia funcionó. Como sea, la grabación que escuchamos fue realizada en vivo el Salón Dorado del Teatro Colón, en una función que tuvo lugar el 17 de agosto de 2005. El violinista, Janos Morel, profesor del Conservatorio “Manuel de Falla”, le rendía en aquella ocasión un homenaje a dos grandes músicos, sin duda dos de los más grandes violinistas del siglo pasado: Arthur Grumiaux y Henryk Szeryng. Es curiosa la historia de Szeryng, porque nació en Polonia, en la misma ciudad en la que había nacido, casi un siglo antes, Frederic Chopin (que no tocaba el violín, sino el piano, pero bueno…), y cuando tuvo que partir al exilio, durante la Segunda Guerra Mundial, adoptó la ciudadanía mexicana. Se dedicó a la docencia, en la Universidad de México, y un día, allá por los años cincuenta, lo convencieron para que retomara su actividad como concertista. Y gracias a Dios que lo convencieron, porque además de realizar giras por todo el mundo, incluída la Argentina, nos dejó también una gran cantidad de grabaciones, todas ellas extraordinarias.
A propósito de la obra que escuchamos en segundo lugar, las Seis danzas populares rumanas de Béla Bartók interpretadas por el propio Szeryng, lo que a mí siempre me resultó notable en la música de Bartók es cierta melancolía que está presente incluso en los pasajes aparentemente más alegres de su música. Acaso se deba a la condición de exiliado de Bartók, quien también, a causa del nazismo y al igual que Szeryng, debió escapar de Europa, en su caso buscando refugio en los Estados Unidos.
Y hablando de exilios y melancolías, de violines y otras cuestiones, se me ocurrió que un complemento ideal para la música de Bartók, intepretada por Szeryng, era un poema de Gelman, precisamente de Violín y otras cuestiones. Es un poema muy extenso como para reproducirlo completo (cosa que, por otra parte, infringiría leyes vigentes sobre derechos de autor), así que aquí van unos extractos. Pero ustedes consíganlo entero, porque no tiene desperdicio…
(…) el río entonces una madrugada
fue despertado por extrañas voces,
palabras dulces o ásperos sonidos,
el aire anduvo averiguando qué
demonios sucedía, qué lenguaje
lo trizaba en cristales asombrados,
mientras los inmigrantes descendían
con pantalones castigados, los
bolsillos llenos de nostalgia y unos
sueños, los pocos permitidos por
la Compañía de Navegación.
(…) aquí vinieron, construyeron casas,
relojes, sillas, lápices, pañales,
empuñaron la reja, hicieron
llover del suelo gotas congeladas
de trigo o de maíz, aquí vinieron
y edificaron días, esperanzas,
árboles, hijos, pájaros, canciones,
aquí empezó a dolerles el huesito,
mientras el amo alcorta o anchorena
mantenía queridas en París,
vendía al país por unas esterlinas,
paseaba sus polainas por Europa.
Aquí vinieron, si, los gringos, los
estranjis, aprendieron a besar
el mate largamente, a conversar
en porteño mezclado, en guaraní,
(…) y como
muchos de ellos venían de la pólvora,
del aire de las barricadas
populares y muchos descendían,
por parte del dolor, de la pelea,
los amos les dictaron una ley:
“Queda prohibido para el extranjero,
jornalero, albañil, bracero o pobre,
pedir aumento de salario, unirse,
luchar por su camisa, el delantal,
la cuchara, el repollo, los manteles.
Tiene permiso para sufrir hambre,
golpes y lágrimas, humillaciones,
como los chinos de esta sucia tierra.
Puede olvidar de a poco que es un hombre,
y si lo recordase, hereje, bárbaro,
archívese, publíquese, y devuélvase
encadenado a su lugar de origen.”
Después, como para seguir con la veta literaria del programa de hoy, escuchamos una vez más a Janos Morel, esta vez acompañado por Gustavo Cerati, Zeta Bosio y Charly Alberti, con arreglos de Alejandro Terán. Ocurre que si leen los créditos de Sueño Stereo, el disco que Soda editó en el 95, verán que allí el violinista no es otro que el mismísimo Morel. Nosotros elegimos “Efecto Doppler”, porque tiene unos arreglos de cuerdas realmente impresionantes, entre ellos un solo de violín que bien puede llamarse “La invención de Morel”…
Pegadito a “Efecto Doppler”, para compensar mi improvisado desempeño como lector, escuchamos al propio Gelman recitando uno de sus Poemas de Sydney West: “Lamento por el sapo de Stanley Hook”, una joyita que empieza con los irresistibles versos:
stanley hook llegó a melody spring un jueves de noche
con un sapo en la mano
Finalmente, en exclusiva para estudio de noche, escuchamos El alma del cielo de Eva Lopszyc, una extraordinaria pieza para violín solo, interpretada por Sebastián Masci. Muchas gracias a Eva por hacernos llegar la grabación. Muy pronto la tendremos como invitada en el estudio para hablar de su música y otras cuestiones…
Como cierre, dejamos que sonara la “Turkey Chase” que Bob Dylan compuso para la banda de sonido de Pat Garrett & Billy The Kid de Sam Peckinpah, uno de esos dúos de violín y banjo que son ideales para escuchar en la ruta mientras uno escapa del granjero que quiere matarlo a escopetazos por haberse atrevido a intimar con su hija.
Y a meter violín en bolsa, hasta mañana.
Lista de temas del programa # 6
Liebesleid (Fritz Kreisler) – Janos Morel, violín; María Elena Barral, piano
Seis danzas populares rumanas (Béla Bartók) – Henryk Szeryng, violín; Charles Reiner, piano
Efecto Doppler – Soda Stereo
Lamento por el sapo de Stanley Hook – Juan Gelman
El alma del cielo (Eva Lopszyc) – Sebastián Masci
Turkey Chase – Bob Dylan
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