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Todavía se pueden ver en las calles de la ciudad los afiches de Unión Pro, esos que sólo muestran una flechita que apunta a la derecha. Ese parece ser el inequívoco mensaje de las urnas. Lo notable de una campaña en la que prácticamente ningún candidato esbozó una idea o un programa (con la excepción de la propuesta de Narvaéz de elevar la expectativa de vida de los argentinos, algo que ya se habría logrado si lo hubiesen dejado a Adolfo Rodríguez Sáa plantar sus 100.000 árboles) es que después de las elecciones el ganador puede reclamar libertad de acción. O al menos, la libre interpretación del mensaje de las urnas. Así, el “clima destituyente” de 2008 se transforma, en 2009, en “hermenéutica destituyente”, como en el caso de los recientes cambios en el gabinete. Se le reprocha al gobierno que se trata de cambios cosméticos. Todo es “más de lo mismo”: hay Fernández por todos lados. La lógica detrás de esa crítica es irreprochable: cualquier cambio de gabinete es realizado por la misma persona, por lo tanto, es más de lo mismo. Se fue el Ministro de Economía, pero sigue el Secretario de Comercio. Mañana se va el Secretario de Comercio, pero sigue el Ministro de Planificación. Pasado mañana se irá el Ministro de Planificación, pero todo sigue igual, porque sigue la misma presidenta...
.Y el mensaje de las urnas, tal parece, pide cambios. Se eligió a un candidato que es dueño de canales de televisión, una señal inequívoca de que se espera un urgente tratamiento en el Congreso de la Ley de Radiodifusión. Se piden cambios de fondo en el Poder Ejecutivo. Acaso haya sonado la hora de la despedida para el vicepresidente.
1 comentario:
Una vez mas tomamos algo de ustedes (esta vez a conciencia)
Abrazo
Gabriel de Dialéctica
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