miércoles, 15 de julio de 2009

el mensaje de las urnas

“Hay que escuchar el mensaje de las urnas” dicen quienes ayer anunciaban un inminente fraude o un voto cautivo del endémico clientelismo oficial. Y el gobierno, tal parece, tiene un déficit de interpretación. ¿Qué debe hacer la presidenta para demostrar que entendió ese mensaje que consagró ganador en Buenos Aires a Francisco de Narváez? ¿Privatizar todo, como dijo el candidato el martes? ¿O estatizar todo, como dijo el miércoles? ¿Devaluar, como piden las cámaras industriales? ¿O seguir el modelo exitoso de la Ciudad y abrir tintorerías y prostíbulos, como pregona el Jefe de Gobierno porteño? Acaso, si el gobierno insiste en su sordera, sea necesaria otra jornada gloriosa como la de la 125, con la gente saliendo a la calle con las cacerolas y las pancartas de “yo estoy con la devaluación”, “Cristina, congelá los salarios o andate” o “¿Qué me importa a mí Honduras?”
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Todavía se pueden ver en las calles de la ciudad los afiches de Unión Pro, esos que sólo muestran una flechita que apunta a la derecha. Ese parece ser el inequívoco mensaje de las urnas. Lo notable de una campaña en la que prácticamente ningún candidato esbozó una idea o un programa (con la excepción de la propuesta de Narvaéz de elevar la expectativa de vida de los argentinos, algo que ya se habría logrado si lo hubiesen dejado a Adolfo Rodríguez Sáa plantar sus 100.000 árboles) es que después de las elecciones el ganador puede reclamar libertad de acción. O al menos, la libre interpretación del mensaje de las urnas. Así, el “clima destituyente” de 2008 se transforma, en 2009, en “hermenéutica destituyente”, como en el caso de los recientes cambios en el gabinete. Se le reprocha al gobierno que se trata de cambios cosméticos. Todo es “más de lo mismo”: hay Fernández por todos lados. La lógica detrás de esa crítica es irreprochable: cualquier cambio de gabinete es realizado por la misma persona, por lo tanto, es más de lo mismo. Se fue el Ministro de Economía, pero sigue el Secretario de Comercio. Mañana se va el Secretario de Comercio, pero sigue el Ministro de Planificación. Pasado mañana se irá el Ministro de Planificación, pero todo sigue igual, porque sigue la misma presidenta...
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Y el mensaje de las urnas, tal parece, pide cambios. Se eligió a un candidato que es dueño de canales de televisión, una señal inequívoca de que se espera un urgente tratamiento en el Congreso de la Ley de Radiodifusión. Se piden cambios de fondo en el Poder Ejecutivo. Acaso haya sonado la hora de la despedida para el vicepresidente.

1 comentario:

DIALECTICA dijo...

Una vez mas tomamos algo de ustedes (esta vez a conciencia)

Abrazo
Gabriel de Dialéctica